El Papa argentino hizo ayer el
primer “consejo de ministros” que se recuerda haya convocado un pontífice, en
el que hablaron todos los treinta jefes de dicasterios de la Curia.
Francisco “escuchó consideraciones y consejos”, les hizo un
breve saludo y calló durante tres horas.
Como lo
demostró en la vigilia por la paz en San Pedro el sábado 7, Jorge Bergoglio ama
el silencio atento.
El
gesto forma parte de la revolución en la Iglesia que ha puesto en marcha, en
favor deuna inédita colegialidad en el gobierno, que se completará el 1 de octubre con
la reunión de Jorge Bergoglio con el “consejo de la corona” de ocho cardenales
que nombró a principios de su pontificado de seis meses.
Otra
clave de estos cambios fueron unas declaraciones del nuevo Secretario de
Estado, jefe del gobierno central, la Curia Romana, el arzobispo italiano
Pietro Parolin, embajador del Papa en Venezuela y que asumirá su cargo de
número dos vaticano el 15 de octubre. En declaraciones al diario venezolano El
Universal, Parolin dijo que “la Iglesia no es una democracia, pero es bueno
en estos tiempos que haya un espíritu más democrático en el sentido de escuchar
atentamente y creo que el Papa lo ha indicado como un objetivo de su
pontificado. Una conducción colegada de la Iglesia donde puedan expresarse
todas las instancias”.
El
“consejo de ministros” de ayer en la Sala Bolonia del Vaticano, reflejó estos
grandes cambios en marcha. Un comunicado distribuido tras la reunión indicó no
informar nada de los contenidos de las intervenciones “breves para que todos
pudieran hablar”. El coloquio era naturalmente reservado.
En los
seis meses del pontificado, Francisco se encontró con todos sus “ministros” y
los sigue viendo con frecuencia, al revés de su predecesor que los hacía pasar
por el filtro del supercentralizador cardenal Tarcisio Bertone. En cambio,
ahora mantuvo una reunión conjunta que presidió escuchando “las consideraciones
y consejos de sus principales colaboradores en Roma”. El encuentro, agregó el
comunicado, se inserta en el contexto de las sugerencias presentadas por los
cardenales en las congregaciones que prepararon el Cónclave que eligió a
Francisco el 13 de marzo. Traducción: alude a los pedidos unánimes de una mayor conducción
colegial, que fue la critica
central que debió escuchar el cardenal Bertone en aquellas reuniones cotidianas
durante la sede vacante. El que mejor explicó esta necesidad de colegialidad
fue precisamente el cardenal de Buenos Aires, Jorge Bergoglio. Y ésta fue una
de las razones que impulsaron a la gran mayoría de sus colegas del Sacro
Colegio (90 sobre 115) a elegirlo Sumo Pontífice. Para dar vida a un nuevo
modelo de Iglesia y superar el período de desastroso desprestigio que la institución
vivió en los últimos años.
Fuente