Luego de anunciar un paro de 24 horas en el puerto de Buenos Aires, los sindicatos de los estibadores y los guincheros fueron convocados a una reunión urgente en la Administración General de Puertos (AGP). A ellos se le sumaron los gremios de apuntadores y de marina mercante, y directivos de las terminales 1, 2, 3, 4 y 5. La agenda excluyente incluía el traspaso de operaciones de contenedores al Mercado Central, decisión oficial que no fue ni comunicada ni compartida con la comunidad portuaria.
Los esperaban el interventor de la AGP, Sergio Borrelli, y el subsecretario de Puertos y Vas Navegables, Horacio Tettamanti.
La reunión arrancó mal. Tettamanti, sobreactuó su rol de converso a los usos y costumbres K y pidió que los empresarios se retiraran de la reunión. El empresario naval, que hace poco más de un año asumió festejándose a sí mismo con una convocatoria amplia de gremialistas y empresarios, destila estatismo en su discurso. Y con cada palabra que emite, genera una mezcla de incertidumbre, asombro, rechazo y terrible desilusión. Y una clara pérdida generalizada de aquel apoyo mostrado por representantes de la marina mercante, la industria naval y los puertos.
"El puerto de Buenos Aires se va. Ahí hay que hacer un desarrollo inmobiliario y con eso financiar un puerto de aguas profundas en Punta Médanos. Trabajo van a seguir teniendo, porque tienen afiliados en todas partes", sentenció Tettamanti frente a la incredulidad creciente de trabajadores portuarios que, sin cesar de reclamar por la extensión del contrato de sus empleadores en Buenos Aires, escuchaban perplejos, ahora, de boca de la máxima autoridad portuaria, no sólo un desinterés por sus planteos, sino un planteo fuera de sintonía.
Por las actitudes de Tettamanti la única inferencia posible es que el triángulo virtuoso que encuadra armónicamente al Estado, el Capital y el Trabajo, está desarticulado: el vértice estatal se desprende, corta nexos con los trabajadores y los empresarios, y los abandona a la más absoluta incertidumbre.
Si quedaban dudas de que la Argentina carece de una política portuaria, la semana última fueron saldadas: en un encuentro portuario internacional, frente a más de 500 empresarios, Tettamanti abogaba por una mayor presencia del Estado en los puertos. Sus pares de Uruguay y Paraguay, "vendían" sus puertos al sector privado. La Argentina, desorientada en tiempo y espacio.
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